domingo, 4 de abril de 2010

La historia de amor más grande


Es tan grande esta historia de amor que dura siglos, milenios. Desde el origen del cosmos. El periplo del mundo y del género humano le sirve como escenario. Su plenitud lleva un nombre amable como ninguno: Jesucristo. A quien participa en ella se le renueva la vida.

Este año, la Pascua de Resurrección coincide para mí con un nuevo inicio. El pasado miércoles dejé mi apartamento en La Ñora, testigo de tantas experiencias, de tanta amistad, de tanto bueno. He vivido la Semana santa con mis padres y mis hermanos. A partir del próximo domingo estaré en Italia. Allí permaneceré hasta finales de julio, realizando una estancia de investigación en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Verona. Desde esa ciudad me desplazaré a otras (por ejemplo, para tomar parte en el congreso internacional kantiano que tendrá lugar en Pisa).

El día de mi salida del lugar en el que he vivido durante los últimos ocho años tuve ocasión de volver a ver el precioso film El hombre elefante, dirigido por David Lynch. "Me siento feliz" -afirmaba el protagonista, dramáticamente deformado desde su etapa fetal- "porque soy amado". Ser amado: vivir con la clara conciencia de que otro te guarda entrañablemente en sus pensamientos. Y no hay amor más grande que aquél que demuestra el que da la vida por sus amigos. En palabras de mi querido Sinesio de Cirene: "Animal valioso es el hombre: valioso sin duda si, como realmente sucedió, por él fue crucificado Cristo". Él hace así nuevas todas las cosas.

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En la imagen: "Rosette Nebula & NGC2244", por Nightclad (flickr.com).