jueves, 24 de diciembre de 2009

Nochebuena















Parménides y Zenón a una se interrogan.
En aldea mísera
la dialéctica del ser y la nada
recibe un inesperado requiebro.
El eterno devaneo del tiempo cíclico
estalla desde dentro.

También nosotros nos hacemos preguntas:
¿Quién calmará hoy
del corazón marchito los anhelos?
¿Quién, dime, podrá desentrañarnos
de la angustia de nuestro tiempo exhausto
el tríplice secreto?

Constelaciones a una su nombre proclaman:
consejero, dios fuerte,
de la paz es príncipe y mensajero.
En aquella mísera aldea el niño
bajo las estrellas en silencio duerme.
Se aleja el miedo.

____________
En la imagen: "M45-Pleiadi", por Skiwalker79 (fuente: flickr.com).

lunes, 14 de diciembre de 2009

Hetairoi















Durante los últimos meses, salgo de una conferencia para entrar en otra. A mi participación en el congreso de Ávila sobre Edith Stein siguió la ponencia en el simposio sobre mente y materia en Sevilla. Ya en casa, hace algo más de una semana pude reencontrarme con el maravilloso público de La Ñora: asistió, animoso e interesado, a un buen rato de reflexiones sobre evolución y cristianismo en el doble aniversario de Darwin que celebramos este año.

El pasado viernes tuvo lugar otro de esos reencuentros. Uno de los más esperados. Con motivo de una mesa redonda en torno a Ágora, el último film de Amenábar, nos reunimos en la Biblioteca regional de Murcia. Éramos cinco en la mesa –Enrique, Marcelo, Feli, Higinio y yo–, cinco de los de antes, cinco de los de ahora. Fue emocionante comprobar que el paso del tiempo –en apariencia una vida, en realidad sólo unos años– ha ido dejando tras de sí un rastro de transformada firmeza, de anhelo de pureza espiritual, de serena conciencia de las heridas, de renovada juventud.

Muchos de los asistentes eran partícipes del cariz de nuestro reencuentro, y nos arroparon con afecto e interés. La cena posterior, un prodigio de amabilidad de los anfitriones, fue otra apoteosis gozosa con personas entrañables. Otros no pudieron estar, aunque hubieran querido.

Me dio por pensar que no estamos lejos de asemejarnos a los hetairoi que coprotagonizan la historia de Hipatia de Alejandría. Ellos constituían un grupo de camaradas guiados por la misma búsqueda intelectual, científica y espiritual, que Hipatia –llamada por Sinesio hermana, maestra y madre, bienaventurada– supo unir en la conciencia de su radical hermandad. Quizá también nosotros seamos hetairoi. Claro que lo somos: hermanados por una llamada que nos supera, que nos levanta de nuestra pobreza y día a día nos renueva.
__________
En la imagen: catarata Kjofossen, por Jürgen Kurlvink (fuente: flickr.com).

jueves, 3 de diciembre de 2009

Por una auténtica economía sostenible



José Luis Rodríguez Zapatero ha presentado en el Parlamento español una esperada novedad. Se trata de la Ley de Economía Sostenible [LES], cuyo anteproyecto fue aprobado el pasado viernes. La LES ha de poder convertirse en el vehículo capaz de reorientar la economía española hacia un nuevo paradigma, dado que el actual modelo productivo ha demostrado su incapacidad para asegurar un crecimiento duradero.

Se trata, pues, de ofrecer un marco normativo que permita vehicular un nuevo modelo. Un marco normativo es una estructura jurídica racionalmente organizada con arreglo a una idea rectora (una estructura, no una sucesión de disposiciones más o menos conexas). Un cambio de modelo productivo consiste en modificar la orientación de las actividades, en orden a alcanzar cierta cantidad y cualidad en los bienes o servicios que se consigue con el trabajo.

Sobre esta base, opino que la esperada Ley es poco más que un flatus vocis: una emisión de aire (eso sí, solemne). No es que las medidas que la LES incluye me parezcan erróneas: está muy bien que se acelere y abarate los trámites para crear empresas, que se fomente las rehabilitaciones arquitectónicas y las prácticas relacionadas con el ahorro energético, o que se procure moderar el gasto en las administraciones públicas. Nada en contra. Pero la ley debía convertirse en un marco normativo para lograr un cambio de modelo económico.

Un cambio real debería pivotar, a mi modo de ver, sobre la educación y la investigación. Resulta prioritario fomentar las condiciones necesarias para que los jóvenes, preparados a la altura de nuestro tiempo, se incorporen a proyectos (individuales, empresariales, institucionales) capaces de producir cultura, bienes y servicios de forma inteligente, solidaria, innovadora. Los Presupuestos generales del Estado para 2010 han reducido drásticamente la asignación al ministerio de Ciencia y Tecnología. Algunos analistas afirmaron entonces que dicha reducción podría verse compensada por una batería de medidas incluida en la LES. Por eso esperaba yo con interés las primeras declaraciones oficiales al respecto.

Pero no hay en la LES ambición real de cambio de paradigma, ni un proyecto progresista. Parafraseando a Juan Carlos Jirauta y Juan Manuel de Prada –ayer, en La tarde con Cristina–, la política española se parece cada vez más a una sucesión de macguffins [término de Hitchcock que alude a una excusa argumental que en sí no posee relevancia] o, si se prefiere, de inanes fistros [Chiquito dixit].

El cambio económico ha de provenir de una renovación moral, que priorice lo importante: la preparación esforzada y competente de los jóvenes, la dignidad de las condiciones laborales, la ética en las relaciones profesionales, la redistribución responsable de la riqueza, el valor de la cultura, la reprobación social de la usura y del despilfarro... La crisis actual ha mostrado con claridad meridiana que la especulación –nutrida de consumismo irresponsable– conduce a burbujas que fácilmente explotan. ¿Aprenderemos la lección? ¿O seguiremos entreteniéndonos con macguffins...?
__________
En la imagen: “Los Reyes magos son... los banqueros”, por Jaume d'Urgell (fuente: flickr.com).