miércoles, 29 de febrero de 2012

El viaje de la generación Bergman
























Poco a poco la generación Bergman nos va dejando. Fue el 30 de julio de 2007 cuando Ingmar descubrió el secreto de la lívida protagonista de su Séptimo sello. En el viaje le habían precedido, entre otros, Ingrid Thulin (2004) y Sven Nykvist (2006); le seguirían Stig Olin (2008) y Gunnar Fischer (2011). El pasado sábado fue el turno de Erland Josephson. Había asumido la identidad del médico seductor en Gritos y susurros, del rabino en Fanny y Alexander o del alter ego de Bergman en el film dirigido por Liv Ullmann Infiel. Pero fue su papel de Johan –el marido de Marianne en Secretos de un matrimonio, ya frágil anciano en Saraband– el que le reservó un lugar en nuestra memoria.

En Saraband se halla la que me parece una de las escenas más conmovedoras de la filmografía de Bergman. La angustia se ha adueñado del cascarrabias y misántropo Johan. Prorrumpe en una crisis nocturna junto a la puerta del dormitorio de su ex esposa. La ansiedad, dice, "es más grande que mi cuerpo, ¡se me escapa por todas partes...!". "¿Tienes miedo a la muerte?", le pregunta Marianne. Y para consolarle de la cruz del nacimiento –la finitud– le acoge en su cama: allí yacen desnudos el uno junto al otro.

Reconocer en la acogida mutua el bálsamo frente a la angustia de nuestra condición de náufragos: he ahí el santo y seña de una generación que siguió a Bergman en su dolorosa conquista de la madurez.

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En la imagen: portada de varios diarios suecos el día posterior al fallecimiento de Ingmar Bergman, en fotografía de Morner (fuente: flickr.com)

miércoles, 15 de febrero de 2012

Oh, dulce muchacha













El día de Navidad tuvo lugar un precioso concierto en la Dársena de los Llanos de Santa Cruz de Tenerife. Raquel Lojendio y Jorge de León como solistas y la Orquesta sinfónica de Tenerife, bajo la dirección de Víctor Pablo Pérez, interpretaron una nutrida selección de piezas líricas y populares. Lo retransmitió la 2 de Televisión española: otro botón de muestra de su excelente programación cultural. El caso es que me he topado con el archivo en la sección “A la carta” de la web de RTVE.

Dejo aquí el enlace y os recomiendo un fragmento en particular. Empieza en el minuto 58:20. Se trata del aria “O soave fanciulla” de La Bohème de Giacomo Puccini:
— Dame el brazo, pequeña mía.
— ¡Obedezco, señor!
— Di que me amas.
— Te amo.

Los devaneos amorosos de Rodolfo y Mimí hallan su emocionado trasunto en las voces de Jorge y Raquel, amigos desde su época de estudiantes en el conservatorio de Santa Cruz. La pieza destila un querer entrañable. Gratísimo don desde orillas tinerfeñas.

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En la imagen: “Che gelida manina”, fotografía de Bobfranklin (fuente: flickr.com).

lunes, 6 de febrero de 2012

Rubalcaba y Freud













“Quiero cambiar el PSOE para que siga siendo el PSOE”. Así parafraseaba Rubalcaba, el sábado en Sevilla, al terrateniente siciliano que protagoniza la novela de Lampedusa Il Gattopardo. Se trataba, claro está, de reproducir la dinámica (y no la intención) implícita en la frase. En boca del príncipe de Salina, significaba cambiar algo en la superficie para mantener las relaciones de poder: aplicar un barniz reformista de modo que la incipiente democracia no disturbara el discurrir de sus asuntos.

Josep Lobera apunta a la pérdida del centro como clave en el hundimiento electoral del PSOE (El país, 05/02/2011, p. 16). Muchos de quienes tenemos sensibilidad socialdemócrata deploramos la deriva de un partido que se ha ido decantando por la siembra de cizaña como herramienta de trabajo. El sábado, de nuevo: tanto Rubalcaba como Chacón amenazaban al PP con revisar el Concordato entre España y el Vaticano. Me parece sensato mejorarlo en todo aquello que suponga un avance. Ahora bien, ¿era preciso usar a la Iglesia –es decir, a los cristianos españoles– como arma arrojadiza? ¿No sería más progresista aunar esfuerzos con un colectivo que tanto trabaja por los necesitados de nuestro país y del mundo? ¿No conseguiríamos más buscando consensos amplios, en lugar de atizar los rescoldos de resentimientos artificiales e injustos...?

Hace casi doce años me ilusionó la apuesta de Rodríguez Zapatero por el talante dialogador; esa apuesta que él mismo se encargó de asfixiar y a la que Rubalcaba parece dar la puntilla. “Si quieren retroceder treinta años”, decía en su discurso, “retrocedamos en todo”. En efecto: lejos de avanzar por el rumbo de la socialdemocracia europea, el PSOE parece enfrascarse en un tribalismo decimonónico, propio de terratenientes que aplican a sus cambalaches el barniz de twitter para no soltar prenda. Quizá lo de parafrasear a Lampedusa fuera un lapsus freudiano.

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En la imagen: "Papa Freud, conflicted, with cigar", por Carla216 (fuente: flickr.com).

miércoles, 1 de febrero de 2012

Lo más progresista










No he votado al Partido Popular. Disiento de varios de sus enfoques en el plano económico o social. Me parece una respetable opción política, pero no le he dado mi apoyo. Pues bien, a ese partido le transmito mi reconocimiento por lo que sucedió ayer. El hecho de que fuera el ministro de Justicia quien pusiera fecha de caducidad a la ley española más conservadora e insolidaria que conozco no deja de estar impregnado de simbolismo. Mucho he escrito en este blog sobre el horror del aborto provocado, sobre su banalización irresponsable por parte del ala más huera del Partido Socialista. Con la recuperación del marco de supuestos, España gana en razonabilidad jurídica y en acogida al sujeto más débil, al más necesitado de protección, sin desatender la situación de las madres. Y eso es progresista.  

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En la imagen: detalle del Guernica de Pablo Picasso (fuente: flickr.com).