jueves, 21 de octubre de 2010

Road movie
















La progresiva presencia del automóvil en los años cincuenta trajo consigo una inédita sensación de libertad individual. El nuevo horizonte de movilidad se tradujo en creaciones literarias y cinematográficas enlazadas por un hilo argumental: el desarrollo de la acción en torno a un viaje en coche. Un par de botones de muestra de la primera hora se hallan en la novela On the road de Jack Kerouac y en esa road movie a la sueca titulada Fresas salvajes.

Acabo de empezar una semana que en algo se asemeja a una road movie. La filosofía, que ha sido siempre peripatética, me lleva a viajar en pocos días a Murcia, Madrid y Sevilla. En Madrid va a tener lugar la asamblea constituyente de la Sociedad de Estudios Kantianos en Lengua Española (SEKLE); en Sevilla, el simposio anual del seminario permanente “Naturaleza y libertad”.

En Murcia di ayer una conferencia en el marco de las “Lecturas sobre los prejuicios” organizadas por Manuel Ballester en la Biblioteca regional. Fue un auténtico placer compartir la tarde con el público asistente. Un aforo compuesto, en gran parte, por queridos amigos filósofos y ex alumnos: nuestro encuentro me llena de gratitud y de un reconocimiento que pálidamente refleja lo mucho que de los otros recibo.
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En la imagen: “Autovía”, por M. Peinado (fuente: flickr.com).

jueves, 14 de octubre de 2010

Las dos vidas de Norma
























Norma Jeane Baker tenía dos vidas. En una brillaba halagada por sus fans, acosada por los periodistas, inalcanzable en su lejano ensimismamiento, deseada por medio mundo. En la otra era frágil e insegura, anhelaba ser amada pese a sus defectos, buscaba un puerto siempre inasequible en el horizonte. Desde Niágara hasta Con faldas y a lo loco, en la comedia y en el drama: quizá eran esas dos caras las que de un modo u otro emergían en su mirada de chica jovial y melancólica. En Vidas rebeldes, junto a otras estrellas en declive, el guión de su marido Arthur Miller dejó entrever el secreto.

La traducción al español de sus poemas y fragmentos inéditos confirma la sospecha. Ella, que leía a algunos de los grandes –Dostoievski, Joyce, Flaubert o Beckett–, volcaba su ansia de seguridad y de belleza en una escritura sincera hasta la atrocidad, ingenua hasta hacer daño. Cuando describe su soledad y acaricia la idea del suicidio, cuando expresa la fascinación que siente por las personas y por la hermosura del mundo. Norma Jeane de dos caras, alma escondida tras la niebla, Marilyn por siempre en la memoria.

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En la imagen: "Outside her patio", fotografía publicada por joanneteh_32 (busy and away!). Fuente: flickr.com.