viernes, 27 de diciembre de 2013

El triple oprobio de Canal 9

























Soy uno de los valencianos –en mi caso, de adopción– que siguieron el emocionante informativo non stop con el que concluyeron los estertores de su agonía. Pensaba yo en septiembre, cuando me incorporé al claustro de la Universidad de Valencia, que Canal 9 habría sido mi aliado en el aprendizaje de la hermosa lengua valenciana; no podía imaginar que sólo llegaría a tiempo de asistir a su ejecución.

La indignidad que envuelve lo sucedido presenta tres facetas. La más visible, el comportamiento de la Generalitat. Su decisión no ha estado precedida por un estudio detallado y público de las previsiones económicas ligadas a los escenarios posibles; en particular, de las relacionadas con el mantenimiento de una plantilla reducida e inferiores salarios, habida cuenta de los compromisos ya adquiridos y de los costes asociados al cierre. Tratándose de un órgano tan significativo en la difusión del patrimonio cultural, llevar a cabo y publicitar esas previsiones constituía un mínimo democrático.

La segunda indignidad se agazapa en la noche elegida para el fundido en negro. Que a los trabajadores se les comunicara el procedimiento a las 03.03 h. y que una hora después los liquidadores presentaran denuncia por usurpación de instalaciones ofrece una imagen bandidesca del modus operandi gubernamental. Claro está que se pretendía evitar que el canal se convirtiera, al rebufo de los hechos consumados, en una plataforma libertaria aún más crítica de lo que había sido durante las últimas semanas. Lo cual nos lleva a lo siguiente.

Varios periodistas han pedido perdón por la manipulación a la que se sometieron durante los años de gloria del gobierno autonómico; de ahí el protagonismo postrero del accidente de metro o de la instrumentalización de la visita papal por parte de la red Gürtel. Parece fácil deducir que, de no producirse el efecto dominó desencadenado por la última contratación masiva, hubieran seguido prestándose a esa injerencia.

Estas tres coordenadas definen la magnitud del oprobio y  suscitan sendos interrogantes. ¿No existían soluciones practicables, preferibles a destruir lo construido? De ser así, ¿resultaba preciso recurrir a un procedimiento tan deplorable? Y finalmente: ¿había que llegar a este extremo para gozar de una efímera primavera expresiva? ¿Es necesario que la garra de la crisis nos hiera en nuestras carnes para que antepongamos la verdad y la justicia a nuestro propio interés?

__________
En la imagen: momento de una grabación emitida en Canal 9 (fuente: flickr.com).



jueves, 19 de diciembre de 2013

El triple oprobi de Canal 9

























Sóc un dels valencians –en el meu cas, d’adopció– que van seguir l’emocionant informatiu non stop amb el que va concloure la ranera de la seua agonia. Pensava jo en setembre, quan m’incorporí al claustre de la Universitat de València, que Canal 9 hauria sigut el meu aliat en l’aprenentatge de la formosa llengua valenciana; no podia imaginar que solament arribaria a temps d’assistir a la seua execució.

La indignitat que envolupa l’esdeveniment presenta tres facetes. La més visible, el comportament de la Generalitat. La seua decisió no ha sigut precedida per un estudi detallat i públic de les previsions econòmiques lligades als escenaris possibles; en particular, de les relacionades amb el manteniment d’una plantilla reduïda i salaris inferiors, tenint en compte els compromissos ja adquirits i el cost associat al tancament. Tractant-se d’un òrgan tan significatiu per la difusió del patrimoni cultural, realitzar i publicitar eixes previsions constituia un mínim democràtic.

La segona indignitat s’amaga en la nit triada per la fosa en negre. Que als treballadors els fora comunicat el procediment a les 03.03 h. i que una hora després els liquidadors presentaren denúncia per usurpació d’instalacions ofereix una imatge banditesca del modus operandi governamental. És clar que així es va pretendre evitar que el canal esdevinguera, arran dels fets consumats, una plataforma llibertària encara més crítica del que havia sigut durant les darreres setmanes. I això ens du a la tercera indignitat.

Diversos periodistes han demanat perdó per la manipulació a la que es van sotmetre durant els anys de glòria del govern autonòmic; per això el darrer protagonisme de l’accident de metro o de la instrumentalització de la visita papal per part de la xarxa Gürtel. Sembla senzill deduir que, si no s’hagués produït l’efecte dòmino desencadenat per la darrera contractació, haurien seguit prestant-se a aqueixa ingerència.

Aquestes tres coordenades defineixen la magnitud de l’oprobi i susciten sengles interrogants. No existien solucions practicables, preferibles a destruir el que va ser construit? De ser així, era precís recòrrer a un procediment tan deplorable? I finalment: haviem d’arribar a aquest extrem per a gaudir d’una efímera primavera expressiva? És necessari que la urpa de la crisi ens fereixi en les nostres carns per a que anteposem la veritat i la justícia al nostre propi interés?

__________
En l'imatge: moment d'una gravació emesa a Canal 9 (font: flickr.com).

lunes, 2 de diciembre de 2013

Agire nella gioia

















«Siate allegri come i bambini, come gli uccellini del cielo. E non permettete che il peccato degli uomini confonda le vostre azioni, non abbiate paura che logori il vostro operato e ne impedisca la realizzazione, non dite: “Il peccato è potente, la disonestà è potente, potente è l’ambiente del male, mentre noi siamo deboli e soli, l’ambiente malefico ci sta logorando e ci impedisce di realizzare le nostre buone azioni”. Fuggite, figli miei, fuggite da questa afflizione! C’è solo un modo per salvarsi: renditi responsabile di tutti i peccati degli uomini. È proprio così, amico mio, giacché non appena ti considererai sinceramente colpevole di tutto e per tutti, ti accorgerai inmediatamente che quella è la verità: tu sei davvero colpevole per tutti e per tutto. (…)

Lavora senza posa. Se di notte, prima di addormentarti, ti sovviene: “Non ho fatto quello che avrei dovuto”, alzati senza indugio e fallo. (…) Tu stai lavorando per tutto il Creato, stai agendo per il futuro. Non ambire a ricompense, giacché comunque la tua ricompensa su questa terra è già sublime: è la gioia dello spirito, che solo un giusto si conquista. Non temere gli illustri o i potenti, ma sii saggio e sempre sereno. Sappi la misura, sappi il tempo d’ogni cosa, approfondisci tutto questo. Quando rimarrai in solitudine, prega. Che il prostrarti per terra e il baciare la terra ti siano cari. Bacia la terra e amala incessantemente, insaziabilmente, ama tutti, ama tutto, ricerca l’esultanza e l’estasi che riserva questo amore. Irrora la terra con le lacrime della tua felicità e amale, quelle tue lacrime. Non provare vergona per questa estasi: abbine cura, giacché è un dono divino, un grande dono, che non a molti è concesso».

(Tratto dalle “conversazioni dello starec Zosima” che si trovano in allegato alla parte seconda dell’opera di Fëdor Michajlovič Dostoevskij I fratelli Karamazov. La traduzione è di Maria Rosaria Fasanelli, Garzanti Editore, Milano 1992, p. 444, 447.)

__________
Immagine: “Uccelli sul lago di Varese”, fotografia presa da I. Conti il 12/12/2004 (fonte: flickr.com). 

sábado, 30 de noviembre de 2013

Berlusconi y la tierra















Son como mínimo dos los frentes que se abren ante el cavaliere. Por un lado, el auto definitivo en corte de casación que confirma la sentencia Mediaset y su condena a cuatro años de cárcel. Por otro, el caso Ruby, que destapa el paraguas institucional orquestado en torno a la vida privada de Berlusca. El primero pone al descubierto un engranaje ideado para conseguir beneficios ilícitos en el extranjero. El segundo desvela cómo para ocultar sus relaciones sexuales –conscientes y recompensadas– con una menor de edad, el ex premier habría usado los cauces oficiales hasta manipular incluso a una comisaría de policía; así lo señala el tribunal de justicia de Milán.

A pesar de todo, Berlusconi ha afirmado que el presidente de la República debería concederle la gracia aun sin solicitarla: «Sepan los señores de la izquierda que este sujeto (…) es tenido por una bandera por su pueblo». Se ha expresado así durante la convención de jóvenes de Forza Italia el pasado sábado 23. El ambiente de euforia colectiva y de apoyo cerrado pone los pelos de punta. Se ha referido allí a la votación del día 27, relativa a su interdicción como senador, calificándola de “golpe de Estado”.

Es el suyo un uso mezquino de las palabras. Se entiende que un hombre intente evitar la cárcel; más difícil de comprender resulta su rechazo a cumplir la pena en servicios sociales. Pero no es de recibo el entusiasmo de esos jóvenes de Forza Italia por una figura que ha arrojado la sombra de la corrupción sobre las instituciones del país. Y no me explico que vitoreen al líder cuando afirma implícitamente que ninguna sentencia ni error político alguno deberían rozar su poder.

Por eso, dan en la diana las palabras de Antonio Mazzi, fundador de la comunidad de toxicodependientes “Exodus”, en La Repubblica. Para Berlusconi, Mazzi ha propuesto un programa de reinserción a través del trabajo. Habría que ayudarle «a quitarse la máscara. Debe estar solo, reflexionar, mirarse dentro; quitarse la costra detrás de la que se esconde y gracias a la cual fascina a los italianos». Y es que «dentro tiene algo que puede ser salvado. Pero debe hundir las manos en la tierra, plantar tomates en silencio, lejos de las comodidades y de los aduladores que lo han halagado hasta hacerlo sentir como un dios». 

Ojalá Silvio pueda quitarse de encima esa costra que una hilera de arribistas ha hecho endurecer como una llaga reseca. Todos aprenderíamos, nos edificaría; porque ninguno es inaccesible al zarpazo de la corrupción.

__________
Artículo propio publicado en el diario Levante de Valencia (29/11/2013, p. 34). En la imagen: “Terra”, fotografía de Blai Server (fuente: www.flickr.com).

lunes, 25 de noviembre de 2013

Berlusca e la terra















Sono almeno due i fronti aperti questi giorni per il cavaliere. Da una parte, il pronunciamento definitivo in Cassazione che conferma la sentenza Mediaset e rende definitiva la condanna a quattro anni di carcere. Dall’altra, la faccenda Ruby che rivela lo sfondo di corruzione che fungeva da ombrello istituzionale per la vita privata di Berlusca. Il primo mette in evidenza l’ingranaggio ideato per incassare benefici illeciti all’estero: «Ha permesso» –così i magistrati– «di mantenere e alimentare illecitamente disponibilità patrimoniali estere, conti correnti intestati ad altre società che erano a loro volta intestate a fiduciarie di Berlusconi». La seconda svela un problema che va molto al di là della vita privata: per nascondere i suoi rapporti sessuali, consapevoli e ricompensati, con una minorenne l’ex primo ministro aveva usato i meccanismi del potere fino alla manipolazione in questura; così l’ha rilevato il Tribunale milanese.

Berlusconi dà per scontato che alla votazione del prossimo mercoledì in Senato si deciderà la sua decadenza da senatore.  Ciò nonostante ha affermato che Napolitano gli dovrebbe concedere la grazia anche senza averla sollecitata: «I signori della sinistra sappiano che questo soggetto non ha paura, che non ha niente da farsi perdonare, che è completamente innocente e che è considerato come una bandiera dal suo popolo, dal popolo di italiani che amano la libertà»: così si è espresso durante la convention dei giovani di Forza Italia lo scorso sabato 23 nel Palazzo di Congressi all’EUR. 

Quello che secondo me si dovrebbe valutare adesso è quale immagine di progetto politico si evince dal rapporto fra queste dichiarazioni e le reazioni della sua cerchia politica. L’ambiente di euforia collettiva e di serrato appoggio nell’incontro coi giovani fa quasi venire i brividi. Vi ha parlato poi della votazione del 27 come “colpo di Stato”: vuol dire allora che nessuna sentenza, nessun errore politico dovrebbero poter sfiorare il suo potere?  

E’ un uso troppo meschino delle parole quello che così si fa. Si capisce che un uomo cerchi di evitare di andare in galera. Nessuno pretenderà poi di capovolgere la sua indole perché adesso chieda umilmente la grazia al Quirinale. Più difficile da capire però è la sua negativa ad affidarsi ai servizi sociali in luogo di compiere la pena in prigione. Quello infine che non si capisce per niente è l’entusiasmo di quei giovani di Forza Italia per una figura che ha gettato l’ombra della corruzione non soltanto sulle istituzioni italiane ma anche su altri Paesi attraverso la sprezzante, deleteria noncuranza sociale spesso dimostrata da Canale Cinque e le sue filiali.

Colpiscono il bersaglio le parole del veronese Don Mazzi, fondatore della comunità di tossicodipendenti Exodus: «Bisognerebbe aiutarlo a riscoprire la sua anima. A togliersi la maschera. Deve stare da solo, riflettere, guardarsi dentro. Deve togliersi la crosta dietro la quale si nasconde e grazie alla quale incanta gli italiani, che ancora oggi lo voterebbero. Lui oggi si sente l’idolo delle masse, però io credo che dentro abbia qualcosa di salvabile. Ma deve affondare le mani nella terra, piantare i pomodori in silenzio, lontano dagli agi e dagli adulatori che lo hanno compiaciuto fino a farlo sentire come un dio». Magari possa Silvio levarsi quella crosta che una schiera di lusingatori ha fatto indurire attorno al cuore. Tutti impareremmo tanto, ne saremmo edificati: perché qualunque può essere raggiunto dalla sgrinfia della corruzione.

__________
Nell’immagine: “Terra”, foto de Blai Server (fonte: www.flickr.com). Le parole di Don Mazzi sono state estratte da un’intervista a La Repubblica (06/10/2013).


jueves, 14 de noviembre de 2013

Otra vida es posible

























En su libro Juntos, citado por Manuel Cruz en un espléndido artículo reciente, Richard Sennett señala que «estamos perdiendo las habilidades de cooperación necesarias para el funcionamiento de una sociedad compleja». Se trata de una tesis arriesgada; pero, dejando para otro foro la discusión del asunto, sí hay indicios de que esto está sucediendo.

Pienso, por ejemplo, en los frutos del sistema socioeducativo. A golpe de pelotazo inmobiliario y de telebasura, en las últimas décadas se ha inculcado en no pocos de nuestros jóvenes la convicción de que para vivir bien no haría falta formarse bien; bastaría con obtener unos papeles (diplomas) que dan acceso al trabajo. La prioridad estaría en colocarse para acceder a una cierta “calidad de vida”, no en contribuir al bien común. Súmese a ello el desnortamiento promovido por un especialismo corto de miras, la injerencia salvaje de la burocracia y la sumisión creciente del sistema educativo al mercado: se deriva la desactivación –desde dentro– de una de las instancias críticas de la sociedad.

No asistimos a la difusión democrática del conocimiento, sino a su restricción elitista; y esto, no ya porque los jóvenes carezcan de medios para acceder al conocimiento, sino porque la relevancia personal y social del saber ha sido empañada en el imaginario colectivo. La ha suplantado la “calidad de vida” interpretada como capacidad de adquisición de productos y servicios. No es a un corazón sabio, sino a un bolsillo razonablemente lleno a lo que aspira el joven crecido a la vera de Telecinco y sus acólitos. Inoculando esta tendencia, el neocapitalismo instaura su ley como horizonte felicitario y cancela aquellos otros horizontes que ensanchan la vida: la belleza de ser solidarios, la necesidad de cultivar el bien, la urgencia de buscar la verdad; escorzos de lo fieramente humano que se reflejan en una existencia compartida.

El empuje de las nuevas generaciones –cada una aporta algo específico– amenaza con caer en saco roto. Y es que no hallan el modo de sumarse al proyecto colectivo, precisamente porque el espacio común se desdibuja bajo la pulsión de consumo, que es individualista de suyo. Entre lisonjas que adormecen el sentido crítico, el neocapitalismo rebaja al ser humano.

Pero otra vida es posible. La coyuntura actual ha de contribuir a acrecentar nuestra conciencia de que la necesitamos. Y luchar por abrazarla forma parte de nuestra tarea histórica. 

__________
Artículo propio publicado en el diario Levante de Valencia (13/11/2013, p. 31). En la imagen: "Doble retrato con vaso de vino", óleo de Marc Chagall pintado en 1918 y conservado en el Centre Georges Pompidu, París (fuente: Wikipaintings.org). 

jueves, 7 de noviembre de 2013

Camus nuestro próximo


















«Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizás mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida —en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos, y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en la que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión—, esa generación ha debido, en sí misma y a su alrededor, restaurar, partiendo de amargas inquietudes, un poco de lo que constituye la dignidad de vivir y de morir.» 

Así se expresaba Albert Camus, el 10 de diciembre de 1957, al recibir el premio Nobel de literatura. Y proseguía: «No es seguro que esta generación pueda al fin cumplir esa labor inmensa, pero lo cierto es que, por doquier en el mundo, tiene ya hecha, y la mantiene, su doble apuesta en favor de la verdad y de la libertad y que, llegado el momento, sabe morir sin odio por ella. Es esta generación la que debe ser saludada y alentada dondequiera que se halle y, sobre todo, donde se sacrifica. En ella, seguro de vuestra profunda aprobación, quisiera yo declinar hoy el honor que acabais de hacerme.»

Se cumplen, hoy jueves, cien años del nacimiento del escritor en Mondovi (Argelia, entonces colonia francesa), hijo de padre francés y de madre de origen español. Su peripecia vital, la insobornabilidad de sus opciones –que le llevaron a aproximarse al PC y a Sartre para alejarse después de ellos– hicieron de él, en cierto modo, un extranjero en patria; su íntimo desasosiego ante el drama del mal, su inquietud por las causas sociales y su declarado talante español nos lo tornan muy cercano, hacen de él un prójimo en el que reconocernos. «En plena oscuridad de nuestro nihilismo», dejó escrito, «he buscado solamente las razones para superar ese nihilismo».

__________
En la imagen: fotografía de Mili Pérez R. (fuente: flickr.com). La última frase está citada según la traducción publicada en el artículo de Miguel Mora “Camus cumple 100 años” (El país, suplemento “Babelia”, 02/11/2013, p. 11). Pertenece a un volumen de próxima publicación en España bajo el título Breviario de la dignidad humana (editorial Plataforma). 

jueves, 24 de octubre de 2013

Sobre la vaga del 24 d'octubre



















Per hui ha sigut convocada una vaga general en l’àmbit educatiu del nostre país. Les polítiques de govern dels últims anys –des de les legislatures de Rodríguez Zapatero fins a l’actual de Rajoy Brey– s’han saldat amb una desigualtat social creixent i una bretxa cada vegada major entre les rendes altes i baixes; la inaudita proporció de treballadors que es troben en l’atur no fa més que agreujar-la. Entre les grans perdedores es troben l’educació i la ciència. Retallar encara la inversió pública pot redundar solament en perjuí dels estudiants i del cultiu de la investigació; així l’han considerat milers de científics i professors universitaris espanyols –entre els quals em trobe– que han firmat diversos manifestos.

La regulació de l’economia exclusivament per les lleis del mercat trenca la justícia social; i es que hi ha profundes necessitats humanes que no reben una resposta adequada des del mercat. La prioritat es troba al ser humà i a la seua realització personal. Considere doncs que la vaga de hui respon a una causa justa. I no obstant això dedique la jornada al treball. Heus ací les raons que em mouen a això.

La tasca educativa té característiques que la fan diversa d’altres treballs. En ella no es fabrica ferramentes ni tampoc no es ven productes. Pertany a eixe conjunt d’activitats que reverteixen directament en la cura de les persones. Succeeix el mateix en el cas de la sanitat o de l’assistència personal: es tracta de cuidar dels altres, i de fer-ho al llarg d’un procés –d’un camí– que requereix sol·licitud, posar-hi esment i un cert apartament del món. És per això que a la Universitat ens interessem pel món sense deixar que això que hi succeeix interrompi el que fem. Una miqueta d’això es reflecteix en l’antiga norma que encara hui impedeix a les forces d’ordre públic intervindre a la Universitat sense el permís del Rector. La Universitat, com a l’hospital, són llocs on es gesten realitats futures; cal respectar el seu temps.

Això no vull dir que res pugui pertorbar la tasca universitària. Poden donar-se circumstàncies d’autèntica excepció en las que continuar-la com si no passara res resultaria indigne. Pense per exemple en la gravíssima deriva que va dur al govern alemany en els anys trenta a una política bel·licista i xenòfoba que va desembocar en l’Holocaust i la segona Guerra mundial. En aquell moment històric van ser precisament els estudiants universitaris un dels bastions de la crítica interna contra el règim de Hitler.

La meua proposta és que fem una vaga que no duri un dia sinó tot l’any: és a dir, intensificant el nostre treball. Si volem fer un signe simbòlic, per què no fer-ho en sentit invers? La protesta es podria traduir en la convocatòria d’un dia lectiu extraordinari: per exemple, un dissabte. Treballant un dissabte –per descomptat, sense remuneració– no alteraríem el procés formatiu, sinó que mostraríem el nostre desacord fent precisament això que pot contribuir a regenerar la nostra societat: esforçant-nos per l’educació de les noves generacions.

És necessari que abordem seriosament i de debò la tasca que s’obri davant de nosaltres. Solament sobre eixa base –a partir de la reflexió assossegada i responsable– podrem millorar el futur. 

__________
En la imatge: fotografia de l'avinguda Blasco Ibáñez, amb el Rectorat de la Universitat de València a l'esquerra, presa el 06/09/2013. 

martes, 8 de octubre de 2013

El día de mañana



















Este blog ha sido testigo de los jalones que vertebran mi trayectoria universitaria. Nació hace casi seis años, al calor del entusiasmo de mis entonces compañeros de claustro. Leonarda García, Miguel Ángel Hernández y Ángel Cobacho habían creado en la red sus particulares cuadernos de bitácora, en los que plasmaban quehaceres e inquietudes. Quise yo asomarme también a ese balcón virtual; lo hice abriendo Persona, cuyo primer post apareció el 27 de noviembre de 2007 (“Mónadas con ventanas”). Éramos todos profesores e investigadores noveles en un claustro, el de la Universidad “San Antonio” de Murcia, que poco a poco se fue disgregando para sembrar de futuro otros lugares. Yo tuve la dicha de presenciar esa brillante eclosión y esa epopeya. Mi salida quedó rubricada por el relato del 19 de septiembre de 2009 (“El día de ayer”) y por tantas reacciones afectuosas que aún hoy me emociona releer.

El siguiente jalón fue recogido en un post del 13 de septiembre de 2010 (“El día de hoy”). Tras una larga y hermosa estancia investigadora en Italia me reincorporaba con gozo a la tarea universitaria en España. Fue gracias a mi querida Universidad CEU Cardenal Herrera, en la que me reencontré con amigos que ahora lo son todavía más y conocí a personas a las que aprecio y admiro; con todos ellos, y junto a tanta gente de bien, ha transcurrido mi existencia en Elche hasta julio. En la UCH hallé un claustro entusiasta, ahormado por la entrega y el trabajo bien hecho, y un bienhumorado enjambre de queridos estudiantes que con su ansia de saber me han edificado tanto: recordar a todos ellos es volver a hilar la trama de las vivencias que me constituyen y que ya nunca me dejarán.

Han pasado tres años desde entonces. Ante mí se despliega ahora un quehacer nuevo en una nueva ciudad. A principios de septiembre comencé mi andadura en el departamento de Filosofía de la Universitat de València. Hace un mes… y siento ya esta casa como mi hogar y a sus habitantes como a mis compañeros de viaje y mis camaradas. Nada de lo anterior se pierde: llevo a todos en el corazón, como se lleva la presencia entrañable del ser a quien amas. El día de mañana ha de ser siempre ya así, vivido por otros, bullicioso en su callado pálpito, habitado por aquellos con quienes he sido y soy. Día que se renueva, don inmerecido ante el que la única actitud adecuada es el agradecimiento.  

__________
En la imagen: fotografía de la avenida Blasco Ibáñez, donde se ubica la Facultad de Filosofía, tomada el 7 de septiembre de 2013, fecha de mi ingreso en el claustro de la Universitat de València. 


miércoles, 31 de julio de 2013

El secreto de los cerezos




A mis estudiantes durante el curso que ha tocado a su fin


En un amplio artículo de opinión publicado por El país (11/05/2013), Hans Küng ha expuesto su valoración de los ademanes y los gestos del Papa Bergoglio durante los primeros meses de pontificado. Leerle entraña casi un placer en vías de extinguirse: el de asistir al diálogo del gran pensamiento teológico del postconcilio con los desafíos de hoy. El texto de Küng gira en torno a varias preguntas clave: qué significa Francisco (de Asís) para la historia de la Iglesia, qué implica el hecho de que el nuevo Papa se haya situado bajo su patronazgo y cuáles pueden ser los reparos y adhesiones que encuentre.

Así, «Francisco de Asís representaba y representa de facto la alternativa al sistema romano». Dicha alternativa –prosigue Küng– dista de ser pasado: «Las preocupaciones centrales de Francisco de Asís, propias del cristianismo primitivo, han seguido siendo hasta hoy cuestiones planteadas a la Iglesia católica y, ahora, a un papa que, en el aspecto programático, se denomina Francisco: paupertas (pobreza), humilitas (humildad) y simplicitas (sencillez)». Esas preocupaciones «se deben tomar en serio, aunque no se puedan poner en práctica literalmente sino que deban ser adaptadas por el Papa y la Iglesia a la época actual». Podría suceder por medio de «pasos reformistas bien pensados, planificados y correctamente transmitidos en consonancia con el Concilio Vaticano II».

Al día siguiente –¿casualidad, propósito?–, el diario Abc abría su edición con una “Tercera” escrita por mi querido Olegario González de Cardedal. Bajo el título “Dilaciones y demoras”, González de Cardedal pone el dedo en la llaga al apuntar a la impaciencia como germen de inmadurez en la sociedad contemporánea. Se propone individualizar cuatro órdenes «en los que no se llega de golpe al final y en los que los procesos constituyentes no se dejan violentar»: la comunicación personal, la enseñanza, el amor y la creación intelectual.

Esos órdenes no consisten sólo en entretener(se), transmitir información, satisfacer una pulsión biológica o producir un resultado aceptable: «Está en juego el espíritu y no solo la razón instrumental, apta para saberes acumulativos, cuantitativos, pero no para aquel reino de la realidad que es lo personal y espiritual». En ellos está en juego la persona. Llegados a este punto, añade un quinto orden en el que la paciencia resulta clave: la vida eclesial. Y refiriéndose a Yves Congar alude a Küng. Congar «enumera como tercera condición de la verdadera reforma en la Iglesia: “La paciencia: el respeto a las demoras”, y junto al aprecio por Hans Küng muestra cómo su error es olvidar que la verdad llega con pasos serenos y que no se deja imponer».

Escucha esmerada y delicadeza en la crítica son enseñas del diálogo intelectual. Y Olegario las enarbola con maestría. Tanto en la existencia singular como en la colectiva, para ajustar la propia vocación a los signos de los tiempos se precisa la reflexión sosegada. Pero estamos sumergidos en una inédita aceleración cultural. Pensemos por un momento en la diferencia entre el imaginario de nuestros abuelos y el nuestro; en la globalización galopante; en las posibilidades tecnológicas para la participación democrática y para la distribución del saber y la riqueza. O reparemos en su reverso sombrío: la mercantilización de la existencia; el vaciamiento de la política; la pauperización intelectual y económica. En este marco, realidades como la Iglesia católica –por definición, semper reformanda– están llamadas a construir. Pero el progreso humano no se da de forma automática ni irreflexiva: requiere tiempo y voluntad.

«En todas partes predomina una indecente prisa», afirmó un autor alemán; en cambio, «hay que acostumbrar el ojo a la calma, a la paciencia, a dejar que las cosas se acerquen». Era Friedrich Nietzsche quien escribía esto en “El crepúsculo de los ídolos”. Y es que el gozne del Universo estriba en dejar que el fruto llegue a su sazón. Es –así la llamaba mi querido Carlo Striano– la paciencia de los naranjos, de los limoneros, de los cerezos. Su secreto.  

__________
Artículo propio publicado en el diario Información, edición de Elx / Baix Vinalopó (27/07/2013, p. 29).  


miércoles, 24 de julio de 2013

El deleznable regreso del linchador




















La historia, la literatura y el cine nos han ayudado a reconocer –y a odiar– el tosco perfil del linchador. A menudo nos hacemos la ilusión de que su torva figura, mezcla de grosería y perversidad, ya no cabe entre nosotros. Sin embargo, durante las últimas semanas he tenido ocasión de pensar con inquietud en su regreso. Ha sido al rebufo del revuelo producido por la difusión de un vídeo trucado, de contenido sexual; en él se implicaba a una persona de bien, muy querida en la pedanía murciana de Churra. El análisis de la Agencia Española de Protección de los Derechos al Ciudadano ha desmontado la impostura. Y todo ello pone al descubierto un proceso de gran calado: el implacable avance de una odiosa carcoma. 

Lo primero que llama la atención es la ignorancia. Hasta hace algunas décadas, un documento audiovisual era acreedor de un crédito que se le presuponía; hacía falta poseer medios fuera de lo común para falsificarlo sin que se detectara la enmienda. Hoy, en cambio, la tecnología a disposición proporciona herramientas para que cualquier usuario introduzca retoques de bulto. De manera que presuponer a un vídeo el valor de prueba fidedigna significa, como mínimo, vivir en otra época e ignorar cuáles son hoy los instrumentos de la difamación y la calumnia. Que medios como las cadenas de telebasura hayan devorado al instante esa carnaza sólo corrobora –¿hacía falta?– que forman parte del cáncer de nuestra sociedad. 

Se han comportado, además, con una vergonzosa estrechez mental; con esa forma de insensatez que corroe los lazos de solidaridad sobre los que se construye la convivencia. Aun cuando el contenido del vídeo hubiera sido real –cosa que no sucede en este caso, pero en otros sí–, divulgarlo es una infamia. Pertenece al acervo ético de la Humanidad la profunda intuición de que no se debe airear las debilidades de los demás. No me refiero, claro está, a los delitos, que deben ser perseguidos y juzgados: me estoy refiriendo a las debilidades. Todos las tenemos. No lanzarlas al viento es la actitud piadosa de quien, aun lamentando la caída, mira a los demás con pudoroso afecto y espera lo mejor de ellos. Es la actitud misericordiosa sobre la que se puede edificar una sociedad justa y solidaria. 

Adoptando hipócritamente la mueca de escandalizados guardianes de una moral que no entienden, los medios y el público que engullen la carnaza de la calumnia contribuyen a la erosión de nuestra sociedad. La carcomen. Otras veces, ese público y esos medios convierten la debilidad en objeto de chanza y en ocasión para despellejar al otro con mezquindad apenas disimulada. Ambas actitudes brotan de la misma raíz putrefacta; y en su sed de sangre late el deleznable regreso del linchador.  

__________
Artículo propio publicado en el diario Información, edición de Elx / Baix Vinalopó (07/07/2013). En la imagen: grabado nº 32 de la serie "Los desastres de la guerra", de Francisco de Goya (Biblioteca Nacional, Madrid).