jueves, 7 de noviembre de 2013

Camus nuestro próximo


















«Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podrá hacerlo. Pero su tarea es quizás mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida —en la que se mezclan las revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos, y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden hoy destruirlo todo, no saben convencer; en la que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión—, esa generación ha debido, en sí misma y a su alrededor, restaurar, partiendo de amargas inquietudes, un poco de lo que constituye la dignidad de vivir y de morir.» 

Así se expresaba Albert Camus, el 10 de diciembre de 1957, al recibir el premio Nobel de literatura. Y proseguía: «No es seguro que esta generación pueda al fin cumplir esa labor inmensa, pero lo cierto es que, por doquier en el mundo, tiene ya hecha, y la mantiene, su doble apuesta en favor de la verdad y de la libertad y que, llegado el momento, sabe morir sin odio por ella. Es esta generación la que debe ser saludada y alentada dondequiera que se halle y, sobre todo, donde se sacrifica. En ella, seguro de vuestra profunda aprobación, quisiera yo declinar hoy el honor que acabais de hacerme.»

Se cumplen, hoy jueves, cien años del nacimiento del escritor en Mondovi (Argelia, entonces colonia francesa), hijo de padre francés y de madre de origen español. Su peripecia vital, la insobornabilidad de sus opciones –que le llevaron a aproximarse al PC y a Sartre para alejarse después de ellos– hicieron de él, en cierto modo, un extranjero en patria; su íntimo desasosiego ante el drama del mal, su inquietud por las causas sociales y su declarado talante español nos lo tornan muy cercano, hacen de él un prójimo en el que reconocernos. «En plena oscuridad de nuestro nihilismo», dejó escrito, «he buscado solamente las razones para superar ese nihilismo».

__________
En la imagen: fotografía de Mili Pérez R. (fuente: flickr.com). La última frase está citada según la traducción publicada en el artículo de Miguel Mora “Camus cumple 100 años” (El país, suplemento “Babelia”, 02/11/2013, p. 11). Pertenece a un volumen de próxima publicación en España bajo el título Breviario de la dignidad humana (editorial Plataforma). 

No hay comentarios: