viernes, 30 de julio de 2010

El porqué de Venecia


Ahora entiendo el porqué de Venecia. No por lo insólito de la filigrana tallada sobre el agua, ni por la peripecia histórica que se presiente desde sus orillas, ni por el enclave de puerto estratégico se justifica Venecia. No. Ella vive como epítome del juego, de una existencia que encuentra su razón de ser en sí misma: reposo gratuito en una facticidad serenamente conquistada. En ella se está y se goza, se busca a los demás y a sí mismo en la sorpresa y el requiebro de los canales. No fue concebida para trabajar, aunque constituya el fruto de esfuerzos seculares. Venecia es el laberinto de la fantasía que se recorta sobre el océano del mundo.
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En la imagen: detalle de un canal veneciano. © P. J. Teruel, julio de 2010.

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