lunes, 14 de diciembre de 2009

Hetairoi















Durante los últimos meses, salgo de una conferencia para entrar en otra. A mi participación en el congreso de Ávila sobre Edith Stein siguió la ponencia en el simposio sobre mente y materia en Sevilla. Ya en casa, hace algo más de una semana pude reencontrarme con el maravilloso público de La Ñora: asistió, animoso e interesado, a un buen rato de reflexiones sobre evolución y cristianismo en el doble aniversario de Darwin que celebramos este año.

El pasado viernes tuvo lugar otro de esos reencuentros. Uno de los más esperados. Con motivo de una mesa redonda en torno a Ágora, el último film de Amenábar, nos reunimos en la Biblioteca regional de Murcia. Éramos cinco en la mesa –Enrique, Marcelo, Feli, Higinio y yo–, cinco de los de antes, cinco de los de ahora. Fue emocionante comprobar que el paso del tiempo –en apariencia una vida, en realidad sólo unos años– ha ido dejando tras de sí un rastro de transformada firmeza, de anhelo de pureza espiritual, de serena conciencia de las heridas, de renovada juventud.

Muchos de los asistentes eran partícipes del cariz de nuestro reencuentro, y nos arroparon con afecto e interés. La cena posterior, un prodigio de amabilidad de los anfitriones, fue otra apoteosis gozosa con personas entrañables. Otros no pudieron estar, aunque hubieran querido.

Me dio por pensar que no estamos lejos de asemejarnos a los hetairoi que coprotagonizan la historia de Hipatia de Alejandría. Ellos constituían un grupo de camaradas guiados por la misma búsqueda intelectual, científica y espiritual, que Hipatia –llamada por Sinesio hermana, maestra y madre, bienaventurada– supo unir en la conciencia de su radical hermandad. Quizá también nosotros seamos hetairoi. Claro que lo somos: hermanados por una llamada que nos supera, que nos levanta de nuestra pobreza y día a día nos renueva.
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En la imagen: catarata Kjofossen, por Jürgen Kurlvink (fuente: flickr.com).

1 comentario:

Ángel dijo...

¡Hetaroi de mi alma y de mi corazón! Me quedé con muchísimas ganas de asistir, pero ya ves lo que son las cosas... la Música me reclamó. Espero que el público no acusase mucho mi ausencia.