lunes, 6 de octubre de 2008

Tener buena prensa



Son varios los lujos de los que disfrutamos en España. Uno de ellos es la prensa diaria.

Durante mi último periplo por el mundo (de Alemania hasta Chile) llegué a echar de menos la prensa española. La amplitud de la información internacional, la pluralidad y calidad literaria de las páginas de opinión o el diseño, funcional y elegante, no tienen parangón en la prensa internacional que conozco. (Con gusto recibiré reacciones a este respecto de mis lectores de otros países: me gustará tener motivos para variar mi opinión :)

Por ejemplo, uno de los alicientes de los sábados es la lectura de ABC. Volví a pensarlo, tras varios meses de intermitente ayuno, el sábado pasado. En particular, las firmas de los artículos de opinión configuran un excelente plantel de autores y temas. Desde el análisis político y social en los artículos de Juan Manuel de Prada, M. Martín Ferrand, Ignacio Camacho, Edurne Uriarte, Hermann Tertsch, José María Carrascal o Juan Pedro Quiñonero -siempre escéptico con la "sonámbula" Europa-, hasta el tono pausado -que se degusta, como las horas del finde- en los textos de Blas Matamoro, Laura Campmany o Mónica Fernández-Aceytuno. Una gozada. Sin contar "La tercera". Y dejando aparte el siempre excelente suplemento cultural (ABCD), una auténtica mina de incentivos intelectuales. Entre ellos, los artículos deÁlvaro Delgado-Gal o la siempre sugerente sección de mi admirado Andrés Ibáñez, sobre quien ya he escrito en otras ocasiones.

Y es que un buen periódico es como un librito cotidiano. Desde la coyuntura del momento nos eleva hasta las preocupaciones eternas. Y todo por un euro, o poco más. A prueba de bolsillos en recesión.

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En la imagen: "News", por Kazze (fuente: http://www.flickr.com/).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Todos escriben para su particular regimen. Me imagino que eso ni se te ocurrirá discutirlo.Esos periodistas, algunos sabios de renombre, le deben sus casas y coches a ese periodico, cadena de radio o televisión, cosa que tu y yo hemos visto y oido.Realmente es muy gratificante oir a quien te alaga el oido, pero realmente ¿es necesario regalarle estás líneas a quíen, solo a veces , hace su imparcial trabajo?