martes, 8 de noviembre de 2011

Jesu en la memoria

En su vida hubo dos viajes. El externo le llevó a vivir con su esposo y sus hijos en una ciudad francesa, no lejos de la Selva Negra. El interno estuvo jalonado por pérdidas y ganancias. Entre las primeras, el temprano fallecimiento de su marido – “un andaluz tan claro”, como cantaba García Lorca, “tan rico de aventura”. Entre las ganancias, su andadura por un camino de fe gracias al cual hizo tesoro de sus vivencias y llegó a comprender tantas cosas.

Ese viaje concluyó y, a la vez, comenzó hace unos días. Nos deja con la sensación de que junto a nosotros ha pasado un alma esculpida en un taller oculto y experto: un alma delicada y hermosa. Pie Jesu, qui tollis peccata mundi, dona Jesu sempiternam requiem.

  

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"No te conoce nadie. No. Pero yo te canto.
Yo canto para luego tu perfil y tu gracia.
La madurez insigne de tu conocimiento.
Tu apetencia de muerte y el gusto de su boca.
La tristeza que tuvo tu valiente alegría".
Gracias por estar ahí, de nuevo.

Anónimo dijo...

Un día, "alguien" te comparó a Sinesio. Yo, desde aqui, lo ratifico.
¡¡¡Que Dios te bendiga!!!